campaña del 8 de marzo llama la atención sobre los mensajes que reciben chicas y chicos y que reproducen la desigualdad

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La campaña del 8 de Marzo, Día Internacional de las Mujeres, diseñada por Emakunde fija este año la mirada en los mensajes sexistas que chicos y chicas reciben diariamente y que reproducen y perpetúan la desigualdad y las relaciones de poder. El lema de la campaña es “La desigualdad no nace, se hace. Podemos cambiarlo. Hagamos igualdad” y presenta a jóvenes que, en el caso de las chicas, reciben mensajes relacionados con la belleza, la bondad, la discreción, los cuidado y la dependencia, entre otros; y en el caso de los chicos, la agresividad, el éxito, la ambición o la negación de los sentimientos. Toda la información en la Revista Emakunde y en Irekia.

Paternidades positivas, paternidades que transforman

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JORNADAS “PATERNIDADES QUE TRANSFORMAN. HOMBRES, MUJERES, CRIANZA, TRABAJO Y PODER: CONSTRUYENDO IDENTIDADES PARA NUEVOS PACTOS”.

Una de las principales características de nuestra sociedad es la voluntad mayoritaria de lograr mayores espacios de igualdad entre mujeres y hombres, como una señal inequívoca de desarrollo humano. En los últimos años se han producido grandes avances en este terreno, sobre todo en lo que a la incorporación de las mujeres al espacio público y profesional se refiere.

Por el contrario, la incorporación de los hombres al ámbito doméstico y a los trabajos reproductivos y de cuidados no ha ido en paralelo, lo que significa, que los padres a día de hoy no estamos presentes en la misma medida que las mujeres en la crianza de las hijas e hijos y no asumimos de forma equitativa su participación en los cuidados.

Aproximadamente el 80% de los hombres serán padres biológicos en algún momento de sus vidas y prácticamente todos los hombres tienen algún tipo de interacción con niños y niñas, ya sea como familiares, maestros, entrenadores o simplemente como miembros de la comunidad. Sean padres biológicos, padrastros, padres adoptivos o tutores; sean hermanos, tíos o abuelos; sean parte de una relación de pareja del mismo sexo o del sexo opuesto; y vivan o no con sus hijos, la participación de los hombres en el cuidado diario de otros tiene una influencia duradera en las vidas de las niñas, los niños, las mujeres y los hombres, así como un impacto permanente en el mundo que los rodea.

El 16 de junio de 2015 se produjo un hito histórico con la presentación por primera vez en la Sede de Naciones Unidas en Nueva York el informe del Estado de los Padres en el Mundo. Este informe reúne hallazgos clave de investigaciones internacionales y ejemplos de políticas y programas relacionados con la participación de los hombres en el cuidado de los hijos e hijas;; en la violencia y su prevención; y en el desarrollo infantil, entre otros.

En las recomendaciones de este informe, se estableció que “para lograr una plena igualdad de género y el máximo bienestar de los niños y niñas debemos trascender las definiciones rígidas y restrictivas sobre la paternidad y la maternidad y cambiar el rumbo hacia lo que más necesitan los menores para crecer.

No se trata solamente de alentar a los hombres a que sean afectuosos con sus hijos e hijas y a que los cuiden. Es cuestión de justicia social y económica”.

Son hechos constatados, que la paternidad positiva es un factor de salud, que contribuye a que las hijas y los hijos crezcan más sanos; contribuye al empoderamiento de las mujeres, facilitando que las mujeres y las niñas alcancen su máximo potencial. La paternidad presente y con apego, incide directamente en la disminución de la violencia contra las mujeres, produce beneficios económicos globales y hace a los hombres más felices, justos y sanos.

Para conocer el Estado de la Paternidad en Euskadi y la implicación de los hombres vascos en la crianza, desde la Dirección de Política Familiar y comunitaria, pusimos en marcha una investigación, cuyos resultados vamos a presentar en próximo 17 de marzo en Bilbao. Como el interés en el tema de la paternidad positiva está latente en nuestra sociedad, la investigación ha ido creciendo y hemos organizado unas Jornadas pioneras sobre “Paternidades que transforman. Hombres, mujeres, crianza, trabajo y poder: Construyendo identidades para nuevos pactos”, promovidas y lideradas también por el Gobierno Vasco, y que tendrán lugar los días 17, 18 y 19 de marzo en Bilbao, Donosti y Vitoria-Gasteiz.

Estamos ante un momento histórico que abre la posibilidad de consolidar el cambio de paradigma en lo que a la construcción de las identidades de los hombre se refiere. La paternidad vivida de una forma consciente y comprometida, conmueve y transforma a quien la ejerce. Pero también tiene la capacidad de transformar su entorno. y es una de las más potentes herramientas mas potentes con las que contamos para hacer posible ese cambio.

Queremos invitaros a participar de este proceso que hemos iniciado y en el que todas y todos tenemos mucho que aportar y que aprender.

¿Por qué “El padre” de Hannah Höch es la imagen de las jornadas?

The Father

FICHA TÉCNICA DE LA OBRA

TÍTULO

Der Veder (The father), 1920.

Collage, 34×27,5 cm.

GALERÍA

Los derechos de explotación de la obra pertenecen a Galerie Berinson, Berlin, a quienes agradecemos enormemente su autorización expresa a utilizar la obra como imagen de las jornadas.

AUTORA

Hannah Höch (1889-1978)

Una de las preocupaciones de Höch se centró en la representación de una “mujer nueva” y en la denuncia de una sociedad machista y misógina. Fue la única mujer que participó en el movimiento dadaísta y tras su paso por él, en 1937 sufrió la censura y prohibición del gobierno nazi por lo que tuvo que exponer en el extranjero.

Muchas de las obras de Hannah Höch critican el papel de la mujer en la sociedad. En el periodo de entreguerras, la mujer empezó a incorporarse al mundo laboral y pudo exigir que se le reconociesen más derechos y libertades.

Höch participó de la efervescencia Dadaísta en un espacio marcado por la misoginia y el papel preponderante de los hombres a los que se enfrenta en innumerables ocasiones. En este contexto, los postulados de Höch suenan conciliadores y dialogantes, ya que presentan una visión benigna y sosegada -aunque no acrítica- de una época de miserias y violencia, dirigida en buena parte contra las mujeres.[1]

Fascinada por los avances de las mujeres en unos años en los que surgen los movimientos feministas, critica la imagen frívola que algunos medios transmiten de la nueva mujer y crea algunas obras de temática andrógina sobre el amor lésbico o la paternidad, que es donde se inserta la obra “Der Veder”.

“El Padre”

“El padre” representa una figura andrógina muy diferente a las representaciones autoritarias y monstruosas representadas por otros dadaístas alemanes.

Las mujeres que vemos en este collage están saltando y bailando, totalmente liberadas de las cargas domésticas. El que se encarga de cuidar al bebé es el “padre”, una figura andrógina con cabeza de hombre y cuerpo de mujer. ¿Pero quién es ese boxeador de la derecha que está dando puñetazos al niño y al padre ¿Significa que el padre aún no está preparado para garantizar el bienestar de sus hijos? Conociendo a Hannah Höch parece poco probable. Aunque la obra es antigua y puede interpretarse de diferentes formas, personalmente creo que la figura del padre, mitad hombre y mitad mujer, simboliza el reparto equitativo de las tareas de la casa (algo que en ese momento era casi una utopía), y el boxeador sería la personificación de la sociedad patriarcal, que trata de boicotear este arreglo, impidiendo que el hombre asuma sus obligaciones en el hogar.[2] Este boxeador vendría a representar el sueño igualitario de poder tener relaciones superadoras de los mandatos de género, libres y andróginas.

¿Por qué hemos elegido esta obra como imagen de las jornadas?

Encontramos esta obra en la exposición “La Gran Madre”[3], en Milán, en la que se establecía un diálogo entre las expresiones artísticas y reflexiones sobre la maternidad y la paternidad en el Siglo XX, resumiendo de una forma muy gráfica los objetivos de las jornadas: el diálogo entre las maternidades y paternidades para lograr una convivencia más justa y corresponsable, desde el cambio real y efectivo de los hombres hacia una mayor implicación en relación a los trabajos reproductivos y de cuidados, que a pesar de los cambios que se han producido en los últimos años, siguen siendo desempeñados de forma mayoritaria por las mujeres.

Por otro lado, se trata de una obra que cuestiona los modelos imperantes de masculinidad, proponiendo un hombre-padre andrógino, corresponsable e implicado en la crianza, que posibilita o facilita el empoderamiento de las mujeres.

Pero este cambio no está exento de contradicciones y resistencias activas e incluso violentas contra la igualdad, y Hannah Höch las representa con la imagen del boxeador.

Por otro lado, escoger la obra de una precursora del arte feminista de 1920, es un reconocimiento explícito al feminismo y al papel protagónico de las mujeres en la lucha por la igualdad de mujeres y hombres.

[1] Juan Aliaga, Curador.

[2] Marga Fernández-Villaverde, historiadora del arte

[3] http://www.lagrandemadre.org/?lang=en